Toda clase de
pieles
Hace mucho mucho tiempo, el rey Abel y la reina Elva fueron felizmente
casados y se instalaron en un maravilloso palacio en el reino de Arda. Pasaron
unos años muy felices pero algo en sus vidas les faltaba, deseaban un bebé con
todas sus fuerzas pero no fue fácil. Las ganas y el amor pudo con todo y
finalmente ese deseo se haría realidad. Todos en el reino esperaban la ansiada
llegada de la princesa que pronto iba a traer al mundo la reina Elva.
El mismo día del nacimiento, la reina falleció, dejando al rey a cargo
de la bella princesa llamada Aranel. La princesa era tan hermosa como su madre
y todos quedaron admirados por tanta belleza.
El rey después de tanto sufrimiento por la pérdida de la reina, se
propuso dedicar toda su vida a Aranel, siendo muy protector con ella y apenas
dejándola libertad. Esto era muy difícil ya que a Aranel la apasionaba el campo
y desde su traslucida ventana podía ver la hermosura de la naturaleza. Soñaba
con poder salir de palacio y adentrarse en las maravillas de la vida,
disfrutando en libertad y sin tanta exigencia de la vida de palacio.
Se acercaron los 18 años de Aranel y en el palacio se realizó una
fiesta donde el rey le daría unos regalos muy especiales que dejó su madre
antes de su muerte: una flor de oro, una moneda y un anillo de oro, pero esto
no fue todo… también le daría la noticia de que ya había llegado el momento de contraer
matrimonio con un príncipe, y cuanto antes tenían que fijar la fecha de su
boda. Esta decisión que había tomado su padre no la gustó nada y ella que era
muy astuta decidió pedirle a su padre tres vestidos: uno tan dorado como el
sol, otro tan plateado como la luna y el último tan brillante como las estrellas;
de este modo la boda se retrasaría y la daría tiempo a pensar en su huida de
palacio y poder vivir libremente como ella tanto soñaba.
Pasaron unos meses y finalmente el rey consiguió los tres vestidos
para su hija, ésta asombrada por la rapidez de su padre, pensó en algo que sí
que le iba a costar encontrar a su padre: un abrigo de toda clase de pieles de
animales.
De nuevo su deseo fue concedido, y a los 6 meses en una noche oscura,
el rey la dio el abrigo de toda clase de pieles. Aranel ya no sabía que más
hacer para retrasar aún más la boda, pero lo que sí que tenía claro era que se
iba del palacio.
Esa misma noche, cogió todas sus joyas más preciadas: la flor de oro,
la moneda y el anillo de oro que su querida madre la regaló, los tres vestidos
y el gran abrigo de toda clase de pieles y se marchó de palacio.
Anduvo y anduvo tapada con su abrigo de toda clase de pieles para que
nadie la reconociera hasta que se adentró en el bosque. Allí decidió esconderse
porque sabía que su padre mandaría a los guardias para llevarla de nuevo al
palacio.
Pudo estar unos días tranquila en el bosque pero un día unas voces la
alertaron de que alguien se acercaba, se trataba de los guardias y el príncipe
de otro reino.
La preguntaron cuál era su nombre, a lo que ella respondió Toda Clase
De Pieles y que por favor no la hicieran daño. Al verla tan inocente y a la vez
tan cansada, la propusieron llevarla a palacio y ofrecerla un alojamiento a
cambio de ayudar en la cocina.
Mientras caminaban quedó asombrada por la belleza del príncipe Aarón,
pero ella no podía revelar quién era en realidad.
Al llegar a palacio, se enteró de que el príncipe iba a celebrar un
baile que duraría tres días para encontrar una esposa, y ella insistió para
poder acudir. La condición para poder ir al baile era que antes de que el
príncipe se fuera a dormir le tenía que llevar un caldo a su habitación.
Toda clase de pieles no lo dudó y esa misma noche se puso su vestido
tan dorado como el sol y acudió al baile. El príncipe Aarón, al verla, quedó
maravillado de su belleza y quiso bailar con ella. Una vez terminado el baile,
Toda clase de pieles puso toda su rapidez para llegar antes que él a su
habitación y poder dejarle en su mesita el caldo calentito con la flor de oro
en su interior. Aarón al beber del caldo se dio cuenta de que algo extraño
tenía dentro, lo sacó y lo guardó sin darle la más mínima importancia encima de
la chimenea.
A la noche siguiente, Toda clase de pieles acudió de nuevo al baile,
está vez con su vestido tan plateado como la luna. De nuevo volvió a bailar con
el príncipe, y una vez acabado el baile salió corriendo para prepararle el caldo
calentito, esta vez con la moneda en su interior. El príncipe quedó sorprendido
al ser el segundo objeto que se encuentra, sin más, lo coloca al lado de la
flor y se va a dormir.
Llegó el tercer día del baile, y Toda clase de pieles asistió de nuevo
con su vestido tan brillante como las estrellas. Allí estaba Aarón esperándola, profundamente
enamorado de ella, sabiendo que algo escondía ya que se mostraba y bailaba como
una princesa. Esta vez, antes de que se acabara el baile, el príncipe dejó caer
en su dedo un anillo de compromiso.
Toda clase de pieles salió corriendo del baile y le subió al príncipe
su caldo calentito e introdujo en su interior el anillo; pero esa noche, al
entrar en la habitación, Aarón le dijo que se quedara esperando hasta que se
acabase el caldo, y fue entonces cuando mientras bebía comprobó que había de
nuevo un objeto y que esta vez era un anillo de compromiso.
Aarón se dio cuenta enseguida de que Toda clase de pieles era la
muchacha tan bella con la que él había bailado todas esas noches, y comprobó
que fue a ella a quién le dejo caer el anillo de compromiso.
El príncipe le pidió su mano y
Aranel no pudo resistirse, le
dijo que sí y fueron felices para siempre.
v Reflexión
Este cuento lo he adaptado para niños de 5-6 años de infantil,
considerando que a esta edad ya tienen un vocabulario más amplio lo que
facilita el entendimiento de la historia. También teniendo en cuenta que los
niños ya son capaces de diferenciar entre la realidad y la fantasía, siendo muy
importante y considerando que la fantasía es parte de la realidad.
He mantenido: los roles de los personajes; la muerte de la reina, ya
que es algo que desgraciadamente está en nuestra realidad y a esta edad ya son
un poquito más conscientes de ello; la huida de la princesa del palacio; los
tres objetos: los vestidos; el abrigo de toda clase de pieles; el trabajo de la
princesa como ayudante de cocina; el caldo que se toma el príncipe, y el final
feliz entre el príncipe y la princesa.
He omitido: el afán del padre por querer casarse con su hija.
He añadido: le he puesto nombres a los personajes y he modificado el
casamiento de la princesa con un príncipe de otro reino.
v Fuentes
consultadas
Bloque 2 módulo docente Literatura Infantil.
Documentación complementaria bloque 1 Literatura Infantil.
Documentación complementaria bloque 1 Literatura Infantil.
Perfecto. Te ha quedado precioso.
ResponderEliminargraciass :)
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